Por Ale Tejerina
En Tucumán, dos derrumbes de obras en construcción recientemente han puesto en evidencia la alarmante realidad de las condiciones laborales en el sector. Aunque estos proyectos contaban con los permisos correspondientes, la tragedia se hizo presente, afortunadamente sin víctimas fatales, pero dejando heridos y demostrando una vez más que los obreros trabajan en condiciones precarias. Es imperativo señalar que la responsabilidad de estas situaciones recae en los empresarios de la construcción.
No basta con cumplir con los trámites burocráticos; la verdadera medida de un proyecto bien gestionado es la seguridad y el bienestar de sus trabajadores. Los empresarios deben asumir un rol activo y comprometido en la supervisión de las condiciones de trabajo, asegurándose de que se cumplan todas las normas de seguridad y que los empleados cuenten con el equipo adecuado. La búsqueda de maximizar beneficios no puede, ni debe, estar por encima de la vida y la integridad de las personas.
Estos incidentes deben ser un llamado de atención para que se refuercen las inspecciones y se implemente un control más riguroso sobre las condiciones laborales en las construcciones. Es inadmisible que, en pleno siglo XXI, los obreros aún trabajen en condiciones que ponen en riesgo su vida. La ética empresarial debe prevalecer, y los empresarios deben ser los primeros en garantizar un entorno laboral seguro y digno. Solo así podremos evitar que se repitan tragedias y construir un sector de la construcción más humano y responsable.